Hace ya más de seis meses que cada vez que me ducho, me ducho con agua fría. Tan fría como me permita la ducha. Y hay muchas razones por las que tu deberías hacer lo mismo. Los beneficios de la ducha fría son muy variados (ayuda a la recuperación muscular, mejora de la circulación y la piel, aceleración de la pérdida de peso, lucha contra el estrés, etc) y hay pocos tratamientos más baratos que éste. De hecho, las duchas frías en lugar de costarte dinero te ayudan a ahorralo (menos consumo de agua y de calentador).

Si es todo tan bonito, ¿dónde está la trampa?. La próxima vez que te duches prueba a poner, ni que sea un segundo, el mando de la ducha en posición de frio máximo y entenderás rápidamente el porqué es más fácil tomar pastillas que duchas frías.

Una vez aceptado que no es fácil adquirir el hábito de las duchas frías, os voy a dar algunos consejos que a mí me han sido útiles para irme acostumbrando:

  • Empieza en verano. Con el calor el frío apetece más. Además la temperatura del agua de las cañerías es menos fría que lo que te vas a encontrar en invierno. Vaya, que es una ducha fría “menos fría”.
  • Comienza con una ducha caliente o templada. La norma es acabar con una ducha fría pero podemos hacer un poco la vista gorda y empezar primero con agua caliente. Así podrás enjabonarte y asearte con tranquilidad. Si no, acabarías saliendo a toda prisa de la ducha con el jabón todavía en la cabeza.
  • Basta con diez segundos (al principio). La cuestión es empezar aunque sea aguantando poco. Luego vas aumentando. Tampoco sin pasarse, no se trata de coger una hipotermia emulando las proezas de Wim Hoff. Hay gente que se va metiendo por partes (primero un pie, luego la pierna,…) pero a mí eso me parece alargar la tortura. Prefiero meterme de golpe y que el cuerpo se acostumbre rápido después del shock inicial (de nuevo, hazlo a tu cuenta y riesgo, si sufres de alguna enfermedad, estos cambios térmicos tan drásticos pueden ser peligrosos).
  • No falles ni un día. Es más fácil conservar un hábito a largo plazo si lo sigues al 100% que si lo haces al 95%. Una vez caes en la tentación una vez, nada impide que lo vuelvas a hacer. Y, sí, todavía estamos hablando de duchas, no de otro tipo de infidelidades…. 🙂 . O como mínimo, si te duchas en diferentes sitios (casa, gimnasio, viajes…) coge como fijo uno de los sitios y ahí no falles nunca. Yo por ejemplo, al principio me saltaba la regla de las duchas frías en los viajes. Hay veces que las duchas de los hoteles ya son bastante complicadas como para complicar el proceso aún más, y además me fallaba el punto siguiente
  • Intenta activar tu organismo antes de la ducha. Hay gente que es partidaria de ducharse con agua fría justo al levantarse. Confieso que eso es demasiado bestia para mí. Yo necesito ir a la ducha con el cuerpo activo para resistir mejor. Idealmente, hago ejercicio primero y luego paso por la sesión de recuperación en frío (ya hemos visto antes que además el agua fría va bien para la recuperación muscular).

Os aseguro que aunque parezca mentira al final el cuerpo se acostumbra. No voy a decir que se le pilla el gusto a las duchas frías pero casi. Y como mínimo, mínimo, estaréis entrenando vuestra fuerza de voluntad. Y eso os servirá en muchos otros aspectos de la vida personal y profesional. ¡Todo son ventajas!

Imagen de cabecera gracias a Jorge Fernández en Unsplash

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